Altza en la prensa del sigloXIX

« La comisión de obras propone restricciones en el suministro de agua en vista del destenso del nivel de las aguas depositadas en Miracruz Adquisición por parte del Ayuntamiento de San Sebastián de la propiedad de aguas de Choritoquieta »

A consecuencia de la tramitación lenta de los expedientes no se ha ganado terreno al mar ni se ha traído el agua necesaria

El Urumea – 1882-07-19

El expedienteo

Es causa de que las corporaciones bien provinciales o municipales sean mal miradas por sus administrados y retrasa y crea obstáculos insuperables para que un pueblo realice con la prontitud necesaria aquellos proyectos de los que depende su porvenir y su vida tal vez.

Basta fijar la atención con lo que ocurre con varios expedientes incoados por el municipio de esta ciudad, para hacer patente la verdad de lo que hemos dicho.

No nos fijaremos en todos los expedientes que se siguen para dar principio a los diversos proyectos que han de contribuir al engrandecimiento de esta hoy muy próspera población. Tenemos en primer lugar el dichoso expediente de Amara. San Sebastián siente hace algunos años plétora de vida, tiende a desarrollarse; pero a esta necesidad de desarrollo se le opone la traba de un expediente pesado e interminable que no deja a esta población extenderse por donde es más natural y fácil su ensanche, Amara debiera estar hoy convertido en parte en un delicioso jardín cuajado de jardines y en el resto debieran de estar edificándose construcciones sin número, que dieran vida a la población y sustento a la clase jornalera, que antes de mucho a continuar sin terrenos edificables, tendrá que emigrar a puntos en los que halle más trabajo y por tanto en los que halle un sustento más seguro.

Esa tramitación lenta de los expedientes es causa de que San Sebastián se vea en la precisión de ganar al mar, haciendo costosos sacrificios, terrenos insuficientes para la necesidad del desarrollo que siente. En una palabra, con motivo del expediente de Amara, esta ciudad se ve privada de medios para asegurar su porvenir, y gran parte de su vecindario carecerá de trabajo. Esto, sin embargo, en nada fluirá para que el expediente adelante; estará en algún centro esperado a un informe, tal vez olvidado, a que se dicte una disposición y se lleven a cumplido efecto multitud de diligencias, la mayor parte inútiles, que constituyen la tramitación de asuntos de esta índole en España.

Si nos fijamos en el expediente de aguas vemos una cosa parecida. Antes los depósitos de Miracruz eran suficientes para abastecer de agua potable a todo el vecindario; hoy son insuficientes y la falta de este indispensable líquido obligó al municipio a entablar el oportuno expediente para satisfacer la imperiosa necesidad de dotar de aguas suficientes a San Sebastián.

Hacen falta aguas y hay que traerlas, pero en plazo breve, si se quiere evitar un conflicto en una población considerable. El municipio entabla el oportuno expediente, nombra una comisión para que active el asunto, mas el expediente sigue lento y no hay esfuerzo humano que le haga salir de su pesada marcha; San Sebastián está amenazado de un conflicto por falta de aguas; por eso no adelantará la marcha del expediente. Las aguas, tal vez, no se puedan traer para el año que viene.

Esto abruma y cansa a los municipios y más a los vascongados que estaban acostumbrados a encontrar caminos más fáciles para llegar al resultado que debieran ser de provecho para sus pueblos.

Mucho podríamos decir sobre el particular, pero el temor de meternos en terreno político nos mueve a suspender las consideraciones, no muy halagüeñas, que podríamos hacer de nuestra actual administración.