Altza en la prensa del sigloXIX

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Construcción del palacio real

La Voz de Guipúzcoa – 1890-09-10

El Palacio Real

Las obras del palacio de la reina regente, que se comenzaron en junio de 1889, adelantan con mucha rapidez. Tienen en ella ocupación unos 300 trabajadores. La superficie del palacio es de 1.500 metros cuadrados y la del parque excede de siete hectáreas, extensión mayor que la de Ayete.

Lo construido da ya una idea muy aproximada de lo que será en 1892 la residencia de verano de la reina.

La casa real está emplazada en un montículo desde el que se domina un hermoso horizonte. A levante se ve la ciudad nueva, y en primer término la línea de hoteles del Paseo de la Concha; al Norte, la extensa y azulada llanura del Cantábrico, que da justificación al nombre de Miramar que impuso la soberana a su palacio, y al Mediodía y a Poniente las agrestes y accidentadas cercanías de San Sebastián.

La entrada general está al Oeste. En la actualidad se construye el pórtico sostenido por columnas de mármol rojo de San Marcos y jaspe de Lastaola, artística y agradablemente combinados.

Constituyen la planta baja del edificio, grandes y espaciosos salones que se destinan a comedor, biblioteca, cámara, antecámara y recepciones.

Las habitaciones del piso principal están dedicadas al servicio particular de la real familia y reunirán cuantas comodidades pueden apetecerse.

El palacio está defendido contra los vientos de Poniente. Toda luz que inunda la regia morada, todo el aire que purifica el ambiente que en él se respira, entra en palacio por los restantes puntos cardinales.

Han empezado los trabajos de armadura de la cubierta que dará estilo especial y carácter singularísimo al chalet Miramar.

En el ángulo Norte de la parte occidental de palacio se levantará pronto un lindo torreón octogonal que se elevará 20 metros sobre la techumbre del edificio.

Todos los materiales empleados hasta ahora son de procedencia nacional. Bóvedas, arcos y monumentales chimeneas se han construido con piedra blanca de Hontoria, que puede competir con la mejor de Angulema.

Con esta misma piedra se edificaron la catedral y los principales monumentos de Burgos, que resisten admirablemente el embate de los siglos y la acción destructora de los tiempos.

Se ha empleado con abundancia el mármol de tonos rojizos de San Marcos, de mucha aplicación en las importantes obras de ornamentación en la iglesia de San Francisco el Grande de Madrid y en el salón de fiestas del palacio que posee en la Cibeles el marqués de Linares.

Los ladrillos proceden de la fábrica de Silió, de Valladolid, y de la recientemente instalada en Lasarte por los Sres. T. Múgica y Compañía.

La piedra común es del vecino monte de Igueldo, y el hierro, fabricado en la Vizcaya y en los Altos Hornos. De esta suerte asocia la soberana la industria española a los encantos de una residencia veraniega en esta hermosa playa de San Sebastián.

Ha comenzado ya a cimentarse la casa de oficios en la parte oriental de los terrenos, la más cercana al chalet de la condesa de Llobregat. El nuevo edificio se comunicará con el palacio por una galería, y cuando esté terminado se tendrá cabal idea de lo que será el cottage o conjunto de construcciones de la hermosa posesión real.

Las caballerizas se emplazarán pronto en una vega, propiedad de la reina, inmediata a la iglesia del Antiguo y fuera del perímetro de Miramar.

El estado de las obras honra mucho al arquitecto que las dirige, Sr. Goicoa, y al contratista que las realiza Sr. Olasagasti.

El nuevo palacio de la reina es de estilo inglés con reminiscencias góticas, y estará habitable en el verano de 1892.