Altza XIX. mendeko kroniketan

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Antxoko korrespontsalen gutuna

La Voz de Guipúzcoa – 1890-11-15

NUESTRAS CARTAS
DESDE ANCHO

14 de noviembre de 1890

Sr. director de La Voz De Guipúzcoa.

Muy señor mío y amigo:

Como prometí a usted en mi última del 2 del corriente, vuelvo a ocuparme de la cuestión que tenemos los vecinos de Ancho y que está sobre el tapete, asunto que es de bastante interés y que por lo mismo merece se sacuda el polvo que pueda tener, coreándole de los argumentos y detalles que estén más en armonía para que éstos puedan ayudarnos en nuestra empresa, detalles que se aglomeran de tal modo que vienen a convertirlo todo en obstáculo e inconvenientes que redundan en prejuicio de este vecindario.

Que la situación de los vecinos de Ancho es comprometida y se hace insostenible, no hay para qué negarlo, hablando imparcialmente.

El día en que remití mi última carta, se encendieron los faroles del barrio por cuenta del ayuntamiento de Pasajes, después de haber estado a oscuras unas cuantas noches y cobrado aquél los derechos desde el 28 del pasado. Sin embargo, es digno de aplauso.

Hasta el domingo pasado no se han recogido los montones de basura que las domésticas habían depositado en las aceras, convirtiendo las calles en estercoleros.

El paciente está grave, no hay para qué dudarlo; si el médico de cabecera no pone todos los recursos de la ciencia, dejará de existir, y entonces esta gran familia que tan bien se ha llevado, se convertirá en una especie de hormiguero que cada uno tirará para sí sin mirar más que el beneficio propio.

¿Quién no lo reconoce así, cuando no sabemos dónde acudir ni a quién dirigirnos para ejercer nuestros deberes y derechos, tanto civiles como eclesiásticos? ¿Cómo no lamentar nuestra situación si vemos que de este modo no podemos salir a la puerta sin que un guarda cantón de los de consumos nos eche el alto y nos decomise un pan o una libra de carne que llevemos para nuestros hijos de la carnicería o establecimiento que vende mejor género o quizás más barato? ¿Cómo consentir y tolerar que en varias tiendas se pueda comer y beber dentro cuanto se quiera, mientras que saliendo a la puerta tienen los empleados de consumo la obligación de quitar aquello que se vaya a comer fuera o se vaya a llevar para su familia?

Próximas las elecciones municipales, ¿a dónde hemos de emitir nuestro voto que en virtud de sufragio se nos ha concedido? ¿Cómo poder pensar en elegir buenos concejales si unos creen que votaremos en Alza, otros en cambio opinan que en Pasajes? ¿No son dos años los que marca la ley para poder tener voto un vecino? Pues siendo así, no podemos ejercer nuestro derecho en Pasajes lo menos en dos años, y sí ser electores de Alza. Y si votamos por Alza, ¿qué interés hemos de tener para elegir concejales que luego no han de administrarnos? De ahí el retraimiento, la apatía, el indiferentismo.

Este estado de cosas no puede durar así mucho tiempo, porque sería perjudicial para el comercio, para la industria y para los vecinos en general. Unido el barrio caminaría a pasos agigantados por la senda del progreso; distribuido, dispersado como se le ha puesto, no, porque ciertas leyes son perjudiciales para una población, máxime cuando las autoridades crean mayores obstáculos que cortan su marcha progresiva para conducirle quizá a su muerte segura cuando la administración no es bien entendida.

¿Se quiere mayor desbarajuste y pruebas mejores para que la diputación provincial fije en ello su atención y ponga cuanto esté en su parte para hacer desaparecer esos abusos, esos atropellos y anomalías que no le han de producir más que disgustos, solicitudes y protestas?

No; el vecindario de Ancho confía en que los padres de la provincia sabrán resolver el asunto con arreglo a la justicia, aprobando la petición que les tiene hecha, que es la de solicitar estar unidos para bien de sus intereses, protestando enérgicamente de la división que se les ha hecho.

Ya lo he dicho; el paciente está en peligro y ahora es tiempo de aplicarle el bálsamo vivificador que le regenere y vuelva a su estado normal recobrando las fuerzas que poseía. Si ahora se descuida… ¡ay de aquellos que teniendo su salvación en la mano no han acudido a prestarle sus auxilios para luego compartir juntos su bienestar y su alegría!

Alza tiene ya acordado cerrar o suprimir la capilla de San Fermín, establecida en el barrio; esta población y los dos Pasajes han redoblado los empleados de consumos; Alza ha suprimido ya los serenos que de noche cuidaban y velaban el barrio; los establecimientos tiemblan ante este estado de cosas; los propietarios repiten a coro que quién ha de abonarles las calles que de su cuenta y riesgo se han construido; los unos lamentan de que no se saneen estas aguas de Molinao, mientras otros padecen unas gástricas que les arde el pelo; los más desean anexionarse a Alza, mientras los menos sacan del agua a chiquillos que están a punto de ahogarse por abandono de sus padres y la ninguna vigilancia que hay en el barrio; mientras que unos se rompen el bautismo en cualquier establecimiento por mor de quítame allá esas pajas, otros dicen que debía solicitarse un puesto de la guardia civil o un número lo menos más de orden público.

Ésta es, señor director, la situación del barrio de Ancho, que nadie, ninguno puede pintarla con sus detalles y sus perfiles tan exactos como los mismos que en él habitamos.

Los que pertenecemos a Pasajes tenemos que cumplir lo eclesiástico en Alza, lo civil en San Juan o San Pedro: a dos pueblos, ¡y mal arreglados!…

Cosas del tiempo.

Suyo afectísimo,

El Corresponsal