Altza XIX. mendeko kroniketan

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Francisco López Alen-en “Ametzagaña” margolanari buruz

La Voz de Guipúzcoa – 1893-06-13

“Ametzagaña”
(Cuadro de López Alen)

En la tarde de ayer tuve ocasión de admirar con otros amigos míos, en uno de los salones del Instituto, la última producción pictórica del joven y entusiasta artista donostiarra D. Francisco López Alen; y a la verdad, como se trata de una obra hermosa, no puedo menos de dedicarle algunas líneas, aunque no sea más que como mera relación.

Porque como dice y practica muy bien el amigo Sr. Castell: “Hay que dar a conocer al pueblo los plausibles esfuerzos que por su cultura y renombre hacen sus hijos”. Y no hay para qué decir que entre estos se distingue, por su modestia e inteligencia, el estudioso auxiliar de nuestra Biblioteca municipal.

El cuadro del Sr. López Alen representa una de las faldas del histórico monte “Ametzagaña” “Illmendi”, (monte de la muerte), según le llamaban los carlistas durante la primera guerra civil.

Revélase en el lienzo un sabor verdadero de aquí, una vegetación silvestre y primitiva que le da aún más carácter; está pintado sin escrúpulos ni rebuscos, y vestido todo él de una tonalidad fresca y vigorosa.

Figura la caída de la tarde, y ha sabido impregnarle con justísimas notas de color, los diversos efectos que produce el misterioso y fantástico celaje de una puesta de sol.

El asunto, como hemos dicho, es un trozo de paisaje de mucha naturalidad, y no podía menos de serlo, quien como el Sr. López Alen posee, como pocos, y siente como nadie, la historia y bellezas de cuanto contiene el solar vascongado.

Nuestro amigo es uno de esos jóvenes que, desde su infancia, supo sentir la naturaleza, y no bastándole las preciosas descripciones literarias, históricas y artísticas que nos presenta a cada paso, recurrió al difícil arte de la línea y el color, y por eso cuantas producciones exhibe, resultan ser verdaderas obras de arte.

Aprovechando la misma visita, hemos visto, así como retratos trazados al correr de la pluma, carbones, paisajes tocados con muchísima gracia, asuntos de todas clases, frailes, caseros, pescadores y un sin fin, cuyo relato sería interminable; sin más auxiliar, sin más diafragma que el amparo de un lápiz de Faber.

BERALDI