Altza XIX. mendeko kroniketan

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Ategorrieta-Mirakruz pasealekuari buruz

El Urumea – 1882-02-18

El espolón de Ategorrieta

Apremiadas por las circunstancias, que se imponen contrastable imperio, nuestras Administraciones municipales vienen preocupándose, desde hace siete años con la resolución del problema de facilitar las comunicaciones al vecino puerto de Pasajes. Contribuyendo al par, a la comodidad y expansión del vecindario, cuyo número va creciendo rápidamente, a medida que se desarrolla el fondo de vitalidad e importancia que encierra esta capital.

El pensamiento no es de tan reciente fecha puesto que ya, por los años de 1870 ó 1871, se apuntó la idea de su gran conveniencia y necesidad, por la “Sociedad de Fomento del Puerto de Pasajes”, y mediante indicación de ésta a la municipalidad, se aceptó, en todas sus partes, un proyecto que honra grandemente el alto criterio que resplandece en los actos de esa respetable asociación industrial.

Pero ni se pudo hacer el trazado del ensanche que había de darse a la carretera, ni se incoaron las diligencias preliminares para la expropiación de las fajas de terrenos laterales, por haber caído sobre este país la calamidad de la guerra civil, que agostó a flor aquel grandioso pensamiento de convertir, en más amplia Avenida o Boulevard, la distancia que separa a San Sebastián de Pasajes.

Alteradas las condiciones de la propiedad territorial, con el aumento de riqueza que se nota desde la terminación de aquella fraticida lucha, se consideró más difícil que antes, la adquisición de las parcelas indispensables para ensanchar la vía; y no solo quedó relegada al olvido la insinuación hecha pos la Sociedad de Fomento, sino que se ha empeorado el camino, más de lo que estaba con la construcción de varias casuchas y barracas, que aprovechando las fluctuaciones y vacilaciones de ánimo de la corporación municipal, han levantado varios particulares, en frente de las posesiones de los señores Brunet e Izquierdo.

Coincidió con la terminación de estas edificaciones el expediente de construcción de un tranvía por la “Sociedad Española de Tranvías.” En este momento, comenzaron a tocarse de cerca los funestos resultados de la imprevisión de pasadas administraciones que no supieron apercibirse para dar frente a esta contingencia, muy probable, que encerraba en sus recónditos senos, el porvenir.

Ante las dificultades que ofrecía el conjurar, de un modo total, aquel conflicto, se pensó en ocurrir a lo estrictamente necesario, para evitar desgracias personales; y, como quiera que la parte más frecuentada es el trayecto que se extiende desde el Chofre hasta la entrada del paseo o alameda de Ategorrieta, creyese satisfacer la necesidad actual, derribando la primera crujía correspondiente a la cervecería del Sr. Kutz, y expropiando una zona de terreno labrantío propio del Sr. D. Carlos Eizaguirre.

Pero esta medida es deficiente y no supone mas que una transitoria y momentánea satisfacción al mal que se deplora, como quiera que ya, en los presentes momentos, éste se nos ofrece bajo un nuevo aspecto, en el espacio que media entre el portazgo de Ategorrieta y el alto de Miracruz.

Nuevas construcciones se levantan allí, que han de atraer concurrencia de gente, tales son, entre otras, la gran posesión de recreo del Sr. D. Patricio Satrústegui y el nuevo monasterio destinado para la comunidad que, al presente, reside en Uba; sin contar la instalación de dos grandes establecimientos de educación para señoritas, que las religiosas francesas de París y de Anglet respectivamente tratan de plantear, sobre un gran pie en dos vastas fincas de aquel barrio.

Las incomodidades y peligros, de que hoy nos lamentamos, respecto de una pequeña parte del espolón, serán, muy en breve, capítulos de queja para toda su extensión, y adquirirán colosales proporciones, el día, no lejano, en que se realice el proyecto de tranvía a Pasajes.

¿Por qué no se mira pues, este asunto con la preferencia que reclaman las ventajas que su feliz resolución envuelve?

Nuestra actual municipalidad, cuyo elevado criterio se patentiza en todos los servicios propios de su gestión administrativa, no puede menos de considerar la cuestión, objeto de este desaliñado artículo, a la luz de las consideraciones que hemos expuesto; y tenemos la seguridad de que sabrá acometer la reforma total y completa de la vía pública, que conduce a Pasajes, con esa reflexiva y segura energía, que es patrimonio de las convicciones fundadas en las necesidades públicas y en el deber de satisfacerlas.

Urge expropiar una zona de cuatro metros de latitud a lo largo del andén que, arrancando desde la confluencia de la carretera, continúa hasta el punto de Miracruz.

Para ello, estamos seguros de que puede contarse con el patriotismo de todos los propietarios cuyas fincas están en la línea que comienza en la huerta de los Sres. Múgica hermanos. Lo decimos porque jamás ha hecho el ayuntamiento un llamamiento a los vecinos, sin que, al punto hayan estos correspondido a él, mayormente cuando se trata de un proyecto de interés general, que a ellos no perjudica, sino que, antes bien, favorece.

Aún es tiempo de acudir a este medio para precaver las contingencias preñadas de dificultades que, en el futuro, se han de presentar.

Lo que hoy puede hacerse con un desembolso relativamente pequeño, será causa de insoportable gravamen dentro de diez años, en cuyo periodo de tiempo se habrán edificado 90 a 100 casas más, que convertirán el camino real en una larga y estrecha calle, cuya expropiación vendrá impuesta por las condiciones de viabilidad de la elegante y próspera barriada que, por allí, ha de extenderse.

Si hay alguno que nos tache de visionarios, le remitimos a los antecedentes relacionados con la prolongación del Paseo de la Concha, la apertura de la carretera, a través de los terrenos del finado Sr. Gros, y la enajenación forzosa de los barrios de Santa Catalina y de San Martín.

Felizmente, la corporación municipal sabe y practica el principio de recta administración, que consiste, no sólo en acudir a las necesidades del día, sino en adelantarse a los sucesos y conocer como por profética adivinación, las eventualidades que han de aparecer, andando los años, bajo el influjo de leyes naturales, cuyo curso es difícil, si no, imposible desviar.