Altza XIX. mendeko kroniketan

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Errege familia Luzon ontzian

El Guipuzcoano – 1890-10-06

S.M. la Reina Regente, con su augusta familia y alta servidumbre, oyó ayer domingo misa a las nueve en la capilla de Ayete, bajando luego a la playa las egregias personas, donde permanecieron hasta el mediodía.

S.A.R. la archiduquesa Isabel oyó misa a las once y media en la Iglesia del Sagrado Corazón, acompañada de su dama la señora condesa de Daun y del jefe de su casa, general Barón de Schloissnigg.

Después se dirigieron a la playa, de donde subieron las augustas personas y sus altas servidumbres a almorzar en Ayete.

Por la tarde S. M. el Rey salió de paseo a Rentería y Pasajes acompañado de la condesa de Peralta y de su nodriza, y escolta.

A las dos y media, después del almuerzo, se embarcaron en el dique a bordo de la escampavía Guipuzcoana, que los condujo al crucero Isla de Luzón, S. M. la Reina Regente, y SS. AA. la archiduquesa doña Isabel, la princesa de Asturias y la infanta doña Maria Teresa.

Con un tiempo hermosísimo y una mar bella, se efectuó, conforme lo había publicado El Guipuzcoano, la visita de S.A.R. al crucero Isla de Luzón y su expedición por alta mar.

Acompañaban a las egregias señoras la señora marquesa de Martorell, condesas Daun, Vilapaterna y Sorrondegui, y señorita de Servet; los duques de Medina Sidonia y de Sotomayor, los generales Barón de Schloissnigg, conde de las Quemadas, contralmirante Catalá, coronel Ezpeleta, doctor Riedel, el embajador de España en Viena, Sr. Merry del Val; sus hijos D. Dionisio y monseñor Merry, y los niños de los duques de Sotomayor.

Las augustas personas fueron recibidas con los honores de ordenanza, izándose juntos en el palo mayor el estandarte amarillo con águila imperial de Austria y el morado de Castilla con el escudo de Borbón.

El crucero zarpó majestuosamente con rumbo a Fuenterrabía y siempre en aguas neutrales, para observar los preceptos constitucionales, llegó el Isla de Luzón casi a la altura de San Juan de Luz y Biarritz.

Las preciosas y pintorescas vistas que se divisaban sobre las costas francesas y españolas del Bidasoa y sierra del Jaizquível, agradaron en extremo a los augustos expedicionarios.

Un delicado lunch, se sirvió a bordo.

El Isla de Luzón entró hacia las cinco en Pasajes, para desembarcar a S.A.I., a S.M. la Reina Regente y a la señora condesa Daun, al duque de Satomayor y al general Schloissnigg.

Las augustas personas se dirigieron por la carretera, en carruaje, hacia San Sebastián; pero poco después se encontraron cerca del convento de Miracruz con S.M. el Rey don Alfonso XIII, que regresaba de su expedición por Rentería y Pasajes.

La egregia abuela de D. Alfonso XIII subió en el carruaje de su augusto nieto, y acompañada del general Barón de Schloissnigg regresaron al Hotel de Londres, en cuyo jardín pasaron todo el resto de la tarde.

Desde Miracruz, S.M. la Reina Regente y la comitiva que con ella desembarcó en Pasajes, regresó a dicho puerto, donde volvieron a embarcarse en el Isla de Luzón.

El crucero zarpó con rumbo a Guetaria, llevando sólo entonces en su palo mayor el estandarte real de Castilla.

A las seis volvió a San Sebastián el crucero, y situándose como a una milla del castillo de la Mota, encendió sus dos potentes focos eléctricos, con los cuales iluminó toda la costa vecina. Así penetró en la Concha.

El Isla de Luzón recorrió la Concha en toda su extensión antes de fondear al abrigo de Santa Clara, iluminando la población, el paseo de la Concha y los alrededores, produciendo fantástico efecto.

Les expedicionarios llegaron al dique embarcados en la escampavía Guipuzcoana y en 1a falúa capitana del Isla de Luzón.

Durante el trayecto los focos eléctricos del crucero iluminaban las canoas reales.

S.M. y A.A. fueron recibidas en el muelle con grandes muestras de entusiasmo, tributándosele una cariñosa acogida.

En el desembarcadero aguardaban a las augustas personas, el señor ministro de jornada, marqués de Pozo Rubio, el gobernador civil D. Antonio de Acuña y el general Barón de Schloissnigg.

La familia real, ya muy cerrada la noche, se dirigió directamente a Ayete, a donde también habían subido al anochecer, después de tomar un té en el hotel Londres, el rey Alfonso XIII y su egregia abuela, la Srma. Sra. Archiduquesa doña Isabel.

Ésta y su servidumbre bajó de Ayete a las diez.